Murió de falta de torso. Alguien le disparó con un desintegrador.
Isaac Asimov, qué gran tipo.
Quizá colocándome entre dos espejos, al contemplar los infinitos reflejos de las imágenes que doy, podré verme como soy en realidad.
Murió de falta de torso. Alguien le disparó con un desintegrador.